17 diciembre 2006

Creer o no creer.

Cuando me hice la pregunta de sí creo en Dios, mi respuesta fue no, realmente NO. Fui criado en una familia que se define como Católica Apostólica Romana, y como corresponde desde muy pequeño asistí a actividades respectivas a la religión como misas, catecismos, jornadas espirituales y así tuve que pasar por distintas etapas: desde el bautismo (que no contó con mi consentimiento y de todas maneras me dicen es irreversible), pasando por un largo listado de cursos preparatorios para varios ritos como la confesión, la comunión, etc., hasta la Confirmación; donde finalmente a los 15 años desistí, lo que tenía que confirmar era la fe en un dios y definitivamente no estaba seguro de tener eso.

Muchos argumentos no tengo para explicar mi no creencia en dios pero creo que existen menos argumentos para explicar la creencia, el porque si no me satisface. En la niñez creía porque me decían que era así, pero todo lo que te dicen en esa época lo consideras como posible, lo que no ves causa miedo, en fin de chicos somos muy impresionables, ingenuos y muchos cuestionamientos generalmente no hacemos, al menos yo fui así.

Mi no creencia va mucho más allá del aspecto visual, no es que por que no veo no creo. Algo en el fondo me dice que no existe un dios y no es un diablo u algún otro espíritu el que me lo dice, tampoco creo en eso (para los que ser ateo es como ser satánico), es lo que pienso, tratando de construir mis propias opiniones y no sólo aceptando todo lo que se nos pone enfrente. Simplemente no le veo el sentido, a mi parecer las religiones están basadas en supersticiones, mitos; y aunque no estén de por medio las religiones me parece que con un dios sólo se busca llenar un vacío, justificar acciones, tener un posibilidad de salvación si no en la vida por lo menos en el “más allá”.

Muchísimos males de la actualidad se dan a causa de cuestiones de creencias o de religiones, ciertos creyentes dicen o piensan que poseen una misión “superior”, el deber de “convertir” a todo el que camine por otros senderos. El creer o el no creer no debería ser importante, no deberían pasar de ser cuestiones personales y el respeto debería estar por encima de todo. No es el caso.